Página 41 - FAD JULIO 2012

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Volumen VIII Nº 2
Junio 2012
da menos que el insigne profesor Caballé, mentor de numerosos
fisioterapeutas en los inicios de la profesión, y de quien sin duda
hemos hablado reiteradamente en esta sección. En efecto, don
Carlos Caballé, “cabeza visible” de la Escuela de Fisioterapia
valenciana, regentaba también una reputada clínica de Fisiote-
rapia y Rehabilitación situada en la céntrica calle Troya, y allá
que incorporó a nuestro prometedor sanitario, que le dedicaría
sus dos primeros años de experiencia, principalmente con pa-
cientes infantiles y patologías neurológicas como la terrible po-
liomielitis, que por entonces daba sus últimos coletazos.
En 1969, Pepe Meliá decide incorporarse a la incipiente plan-
tilla de fisioterapeutas que comenzaba a nutrir la inmensa Ciu-
dad Sanitaria La Fe de Valencia, junto a compañeros tan ilus-
tres como mi paisana Emilia Mendoza (a quien ya dedicamos
en su día un Rincón Histórico), el ya fallecido José Baselga (a
quien espero dedicar un merecido homenaje en estas mismas
páginas), Juan Roda, Manuel Valls, Felipe Querol, Florencio
Calle y un largo etcétera, hasta llegar a más de medio cente-
nar de fisioterapeutas que abastecían La Fe en los años setenta.
Dicho elenco, que además de un excelente grupo de trabajo ha
ido formando a lo largo de varias décadas una gran familia de
fisioterapeutas, ha sido todo un referente para nuestra profesión
tanto desde el punto de vista asistencial como el docente e in-
vestigador, hasta tal punto que la propia institución merece un
capítulo aparte (tiempo al tiempo). Pero para no restar protago-
nismo a nuestro querido profesor Meliá, continuaremos deta-
llándole, amable lector, el perfil laboral de don José Francisco:
Amén de haber ejercido cuatro décadas seguidas en el citado
hospital, pronto desempeñó un papel de liderazgo, junto a An-
tonio “Toni” Casabella, al frente de la Jefatura de Fisioterapia
de La Fe, donde les había precedido inicialmente el ya mencio-
nado José Baselga; no pueden ni imaginarse, queridos lectores,
la cantidad de curiosas anécdotas y circunstancias que el bueno
de Pepe Meliá me ha podido narrar, en los varios años que ven-
go conociéndolo, acerca de su “sufrido” papel coordinando se-
mejante cantidad de pacientes y profesionales durante los años
ochenta: da para escribir todo un libro (así, insto a nuestro jubi-
lado compañero, que sin duda nos estará leyendo, para que se
anime a semejante tarea, aunque mucho me temo que numero-
sas anécdotas de Pepe serán consideradas materia reservada: ya
se sabe… secreto profesional).
Permítanme que, al menos, yo sí les cuente algunas facetas de
Meliá que, más que anecdóticas, son dignas de admiración: ¿sa-
bían que Pepe es todo un artista y dibujante? Pues sí, y no en
vano, fue el encargado de diseñar el cartel y la portada del libro
de actas del II Congreso Nacional de Fisioterapia, celebrado en
Valencia en fecha tan destacable como 1983, en plena vorági-
ne normativa y académica para la Fisioterapia española, don-
de este grupo de pioneros valencianos tuvo un papel crucial. ¿Y
sabían que Pepe es un gran apasionado de la Historia (con ma-
yúsculas), fruto de lo cual “devora” asiduamente publicaciones
históricas como la clásica colección “Historia y Vida”? Pues sí,
y sin duda no fue casualidad que se encargara de impartir la
asignatura de Historia de la Fisioterapia en la Universidad de
Valencia, donde previamente comenzó impartiendo Fisiotera-
pia Especial, como bien sabrán muchos de nuestros lectores, ya
que Pepe se zambulló pronto en la docencia fisioterápica, jun-
to con compañeros de La Fe como Valls y Querol, llegando a
ser vice-director de la Escuela de Fisioterapia durante muchos
años, prácticamente hasta su reciente jubilación en 2009. Fru-
to de esa prolongada experiencia docente son dos importantes
manuales prácticos: uno centrado en el tratamiento de las lesio-
nes del Sistema Nervioso Periférico, editado junto con Manuel
Valls, y el ya mencionado manual de Historia de la Fisioterapia,
pendiente de una segunda edición este mismo año.
Además de tan destacado papel como profesor, Meliá ha sido
un pionero en la Asociación Española de Fisioterapeutas (AEF),
y uno de los fundadores del Ilustre Colegio Profesional de Fi-
sioterapeutas de la Comunidad Valenciana (ICOFCV), donde,
entre otros numerosos menesteres, ha coordinado hasta hace
bien poco la Comisión (ahora Sección) de Formación de la ci-
tada institución.
Podríamos seguir con la interminable lista de facetas que Pepe
ha abordado a lo largo de su dilatada carrera profesional, como
su experiencia clínica en mutuas de accidentes, o su aún activa
presencia en la Junta de Gobierno del ICOFCV, pero acabaría-
mos necesitando mucho más papel que imprimir, y la cosa no
está para muchos gastos… ¿no es así, apreciado público?
Podríamos concluir, parafraseando a mi querido compañero de
la sección “Visión Periférica”, José Polo, que Pepe Meliá es más
antiguo en esto de la Fisioterapia que sus primeros pantalones
de campana (tiene guasa el gaditano-americano este, ¿eh?), y no
acabaríamos nunca contándoles las maravillosas hazañas (no
bélicas) que José Francisco Meliá Oliva ha presenciado y prota-
gonizado para y por el desarrollo de nuestra querida y sufrida
profesión (no me canso de llamarla así): La Fisioterapia.
Esperamos seguir contando con su inestimable presencia mu-
chos, pero que muchos años más. Y en este año tan histórico
para nuestra primera Constitución, conocida como la “Pepa”, y
para los que queremos tanto a Cádiz, permítanme que en honor
al gran Meliá concluya con un:
¡Viva la Pepa y viva el “Pepe”!
Meliá con una paciente en su última etapa en La Fe (2007)